miércoles, 30 de enero de 2013

Respuesta a La doctrina del libre mercado

Señor director:

Lo que en verdad es una vergüenza no es que todavía escuchemos el clamor de economistas keynesianos y socialistas, como dice John Cobin en una carta a La Tercera, lo que es vergonzoso para los que creemos en el libre mercado es que algunos todavía crean en la existencia de una sola doctrina como válida y justa.

¿Hasta cuándo venderán el laissez faire como “la doctrina” válida para superar la pobreza y atraso, usando tonos de superioridad moral? En esta carta deseo manifestar la profunda ignorancia de algunos economistas que no son capaces de ver que la base de las doctrinas de libre mercado es la creencia en que no es posible que personas o estados tengan la superioridad moral para dictar lo que es bueno y justo.

Ejemplo de esto es que entre nosotros, los creyentes del libre mercado, no hay consenso sobre el rol que juega la igualdad de oportunidades. Mientras los sectores más cercanos al laissez faire creen que la igualdad de oportunidades es una planificación estatal que atropella las libertades individuales, existen  sectores liberales demócratas que creemos que un libre mercado sin igualdad de oportunidades termina siendo una libertad como dominación y una oda a los sectores que gozan de privilegios que son fruto de la suerte de haber nacido en cuna de oro.

lunes, 14 de enero de 2013

Asamblea Constituyente: A falta de pan, bueno son los pasteles


Distintos grupos sociales y políticos, e incluso un pre candidato presidencial, han promovido la idea de una cuarta urna que permita que las personas voten sobre la realización de una asamblea constituyente.

El principal argumento que dan para promover la asamblea tiende a ser la ilegitimidad en la que se concibió dicha constitución durante el régimen autoritario burocrático (dictadura, en corto) de Augusto Pinochet. Creo que este argumento tiende a esconder un problema aún más grave: la poca flexibilidad que tiene nuestra carta magna.

¿Por qué importa la flexibilidad? Miremos a Estados Unidos. La constitución de este país es una sola, jamás ha sido rehecha; a diferencia de nuestras constituciones, que ya van en tres.

En Chile, todos los cambios han sido establecidos durante crisis políticas, sin embargo la constitución “gringa” logró sobrevivir incluso a una guerra civil. ¿Cuál es su ventaja? La “facilidad” de realización de enmiendas a ésta para poder adatarla a los cambios que hay en la sociedad.

Las instituciones son un reflejo de las reglas del juego que la ciudadanía, en ese minuto, se da a sí misma. Es decir, la sociedad -en respuesta a sus preferencias durante un determinado momento histórico- decide sus reglas. El tema es que las sociedades cambian y, por lo mismo, tienen el derecho a cambiar sus reglas del juego para que éstas sigan representando esos valores coyunturales. Es por eso (y así lo entendieron los padres fundadores de Estados Unidos) que los procesos de enmiendas y reformas no deben buscar súper mayorías, sino establecer quórum, si bien elevados, que no den la suficiente fuerza a minorías para poder ejercer su veto. Esto es lo que ha permitido a esa constitución ser flexible. Es como el agua que cambia de jarrón, pero sigue siendo agua, siguen siendo los mismos principios.

El caso chileno es todo lo contrario: una constitución que requiere súper mayorías para lograr modificaciones, más barreras de entradas al colegio que decide los cambios. El problema de esto es que, al igual que el régimen venezolano pre Chávez, la rigidez se transforma en revolución y en un cambio totalitario de las reglas.

A falta de estos espacios es que la asamblea constituyente cobra adeptos (adictos) a su favor. Por eso, frente a la inexistencia de herramientas internas de la constitución, buenos son los pasteles. La mejor manera de evitar estos cambios totales y radicales -que no por ser totales pueden ser beneficiosos-, es dar los espacios desde adentro.

El primer Liberal de Chile


En esta época de fiestas patrias celebramos el proceso de independencia de Chile. Sin embargo, esta columna la quiero dedicar a un chileno que si bien falló en su intento de establecer una republica Federal en Chile, fue un hombre que dedico toda su vida a lo que el creía el bien de Chile, es decir, un hombre de Estado. La primera aparición pública de Infante fue en el proceso de creación de la Junta Nacional de Gobierno y termina ya en 1928, para después dedicarse al periodismo y la defensa del ideario federal a través del diario “El Valdiviano”
José Miguel Infante fue también el primer gran liberal en Chile, tanto por sus obras y por su pensamiento. Y como tal representante fue quien propuso la moción que pone fin a la esclavitud en Chile siendo tal su afición por la libertad de las personas que no dudo en asegurar que la libertad de las personas estaba antes que el derecho de propiedad. Ante esto Infante nos dice “después de muerto no querría otra recomendación para la posteridad, ni otro epitafio sobre la lápida de mi sepulcro, que el que se me llamase autor de la moción sobre la libertad de esclavos”.
Para Infante la autonomía de las personas es lo más importante, lo que hace decir que de la misma manera en “que la independencia es la felicidad de vuestra Patria; sepan que no queréis depender en delante de la voluntad incierta o del temperamento alterable de un hombre solo; que no queréis seguir siendo juguete de una Corte sin justicia, de un insolente privado”. Esta visión es lo llevo a luchar constantemente por un Estado que no cayera en el paternalismo y fuese lo menos centralizado posible. Que decepcionado estaría del Chile actual.
Otro punto que rescata el espíritu liberal de Infante es su visión sobre el voto el cual no debiese estar condicionado por la propiedad. Él mismo decía “si se exige una propiedad cualquiera, no hay un individuo que no tenga alguna; no solo el que posee una industria, se llama propietario; también lo es el que tiene un caballo”. Sin embargo, su creencia en que la libertad del individuo estaba en un democracia plena se refleja en su opinión en las elecciones porque “si no hemos de tener carácter para esto, es preciso confesar que no somos propios para ser republicanos”, por lo tanto, la democracia y las elecciones son el método que nos hace digno y no la eficiencia de los resultados.
El liberalismo de Infante es completo, puesto que para él, considera que es necesario aumentar el erario y disminuir los impuestos siendo solo gravadas las tierras, llenando el déficit resultante de la abolición de los demás impuestos. Esto para lograr que el Estado tengo capacidad de ayudar. De esta forma los impuestos son para permitir la acción del Estado. Para este liberal la destrucción de la confianza y las relaciones en el Estado, cae en la disolución, y en su propia ruina.
Es de este modo que Infante es uno de los primeros en levantar el derecho de la Libertad individual, contra la idea de las tradiciones. Fue él quien entendió que ni el Estado, ni la propiedad están por sobre el Individuo. Todo parte en individuo y termina en él. Por ello, esta columna es un homenaje y recordatorio a las ideas del primer liberal chileno, José Miguel Infante.

¿Cuando se Jodio Chile?


Es el parafraseo de la típica pregunta que Zabalita se hace conversando en el Catedral. Se pregunta cuando el pujante Perú se convirtió en una dictadura pobre y poco honrada.
¿Cuándo cagó Chile?, lo que seria la criollización de la pregunta creada por Vargas Llosa, puede ser una pregunta interesante si analizamos el momento social actual. Criticas nacionales e internacionales al modelo de educación, crisis regionales pidiendo mayor desconcentración al gobierno central, mega-movimientos ecológicos para detener represas y apariciones de líderes populistas outsider.
¿Cuándo el país que era un ejemplo latinoamericano de políticas públicas se convirtió en ejemplo de marchas sociales? ¿Cuándo una de las democracias más solidas del continente se transformo en el país donde la suma de la aprobación presidencial y de la oposición redondean el 50%?. Como diría un Zavalita chileno, ¿Cuándo se jodió Chile?
La respuesta de ciertos grupos apocalípticos mas cercanos a las ideas de izquierda es que el modelo fracasó, perdió legitimidad y que es hora de dar paso a un nuevo sistema de sociedad. Que el libre mercado perdió su cuarto de hora y que se derrumbó la mascará de Pinochet. Otros grupos, menos apocalípticos,  mencionan que el problema es que se perdió el respeto a la Autoridad y a los valores. Que la familia ha sido truncada por creaciones estatistas y que la sociedad esta corrompida.
No comparto ninguna de las dos visiones. Ni la económica ni la moral. Creo que es cuestionable creer que Chile se jodió. El sistema liberal en el que vivimos, democracia representativa y economía de mercado se basa en las características culturales de las personas, puesto que ambos se basan en la protección del individuo y en la potenciación de este, es normal que cuando las características de las personas empiezan a cambiar, las instituciones formales e informales también cambian y el choque entre ese cambio y los que desean el status quo es lo que se muestra en nuestra sociedad.
Chile como país, se enfrente en un momento de cambio generacional, donde la visión de la pluralidad se enfrenta a los que creen en una sola manera de ver la realidad. No es el fin de los consensos, es el creer que estos se deben hacer con todos los integrantes y no soló con los dos grandes. El problema no es que el mercado fallo, el problema es que no nos permites discutir los cambios, ¿Se jodió Chile?  No, es solo que la sociedad maduró y ya no cree en los tutelajes.  Es el fin del miedo a discutir y como no dan un espacio institucional, este espacio se da en la calle.
Chile no está jodido ni cagado. Es simplemente que estamos cambiando y no están dando los espacios para hacerlo.

El Estado activista Liberal


os casos de La Polar, la colusión de las Farmacias, los problemas sanitarios de una pizzería  traen consigo el mayor desprestigio al concepto de mercado, lo cual es aprovechado por los sectores más estatistas de la política chilena para demonizarlo. Sin embargo, los liberales proponemos que en nuestro país a un no existe un mercado libre completo, sino que estamos en un punto en donde las concepción conservadora de este está.
A principios de la semana pasada cayó en mis manos el libro “el futuro de la revolución liberal” escrito por Ackerman, donde muestra el rol activista del liberalismo, donde deja de ser un simple observador y actúa frente a lo que él considera injusticias, que cada cual no pueda desarrollarse según sus capacidades.
La concepción conservadora del Mercado y que es la que está asociada a la idea de laissez-faire, que se basa en la corriente libertaria del liberalismo, asociado a Hayek y Nozick. Sin embargo un sistema de lazzie-faire permite vastas concentraciones de riquezas heredadas (familias económicas), lo que es compatible contodos tipos de fallos del mercado: Monopolización, degradación medioambiental, explotación masiva de la ignorancia del consumidor. Es decir se permite una relación asimétrica entre el oferente y  consumidor que no permite una justa transacción.
Ackerman en su libro nos habla de que para poder entender un libre mercado liberal, y por lo tanto considerar el valor duradero del libre mercado, son necesarias cuatro limitaciones al funcionamiento del libre mercado. La primera subraya que los mercados del mundo real no se ajustan a los modelos ideales de competencia perfecta, lo que justifica según Ackerman, “una gama amplia de continuas intervenciones estatales desde el control medioambiental hasta la protección del consumidor”.
El segundo punto cuestiona el derecho de una generación de ganadores en el mercado a trasmitir las ganancias económicas a sus hijos “sin ofrecer una oportunidad igual para los hijos que fueron lo suficientemente desafortunados como para tener padres pobresMientras el tercer punto, se expresa en una teoría de lascondiciones materiales y culturales para la libertad, subrayando la importancia de la educación para preparar a cada ciudadano para el ejercicio de elecciones sensatas.
El cuarto, que se expresa en una teoría de igual ciudadanía, es el deber de asegurar a todos los ciudadanos recursos políticos aproximadamente iguales, a pesar de sus diferentes destinos en el mercado. Solo dentro de este marco, estaremos presente a un mercado que reparte riquezas según capacidades.
Lo más probable es que muchos conservadores y libertarios comenten que estas mismas concepciones son propias de los sistemas socialistas, quienes siguen mirando al  mercado con reticencia. Pero a diferencia de ellos yo soy un entusiasta del Libre mercado y dudo en la capacidad del estado de distribuir riquezas. Solo hay que entender que en la medida que se garantice la igualdad sin dominación, las personas tienen el derecho fundamental al intercambio reciproco en las condiciones y precios que ellos mismos decidan. Para esto, el rol del Estado activista Liberal consiste en lograr las condiciones estructurales para un mercado libre y legitimo y no destruir la libertad genuina que el libre mercado hace posible.

Reformas Políticas: Para No perder Todo de Golpe


Días atrás vimos como los diputados rechazaban la idea de eliminar el número 120 de la Constitución, tras una propuesta transversal de diputados. El rechazo se produjo dentro de la polémica de que diputados de la Concertación  no “alcanzaron a llegar a la votación”, lo que tapo el verdadero fondo del asunto. La dificultad de cambiar el sistema electoral.
Esta dificultad radica en un solo factor, los diputados que velan por cambiarlo son los mismos que se ven afectados por la regla del juego.  Un paralelo seria si le preguntasen a los defensas de futbol si quieren que la regla del “fuera de juego” de elimine.  Nadie trabaja para hacer más difícil sus metas. Solamente los diputados que no quieran seguir siendo diputados van a estar dispuestos a cambiar radicalmente las reglas del juego.
¿Existe entones posibilidades de cambiar el sistema? Si las hay, pero ahora son más limitadas. Si antes la formula de agregar 30 diputados era la que modificaba menos el sistema y por lo tanto era la que tenia más opciones; ahora se deberá ir por un camino largo y complicado que es el de redistritaje. ¿Por qué complicado? Porque este mecanismo es el que más inquieta a los diputados puesto dado que les “cambia de lugar” a votantes.
¿Qué incentivo hay para cambiar el binominal? El gran incentivo es el estado actual de la política chilena. No son pocos los politólogos que han comparado el escenario actual de Chile con la Venezuela pre Chávez, donde existían dos grandes partidos que se turnaban el acceso al poder tanto en el ejecutivo como en el parlamento. Suena familiar ¿no?
El sistema venezolano paso de ser uno de los más institucionalizados a uno de los más débiles del sub continente, con una fuerte presencia de caudillajes locales y nacionales; puesto que vasta ver como el candidato opositor al actual gobierno bolivariano también se basa en su figura para derrocar al comandante.
Las sociedades cambian y con esto, los nuevos grupos  exigimos cambios a nuestro contrato social. Esto porque las necesidades que trataba de cubrir  nuestro sistema sin distintos a las actuales. ¿Cómo podemos mantener todavía un hiper presidencialismo, cuando tenemos una sociedad menos paternalista? ¿Cómo podemos tener una extrema centralización cuando las identidades locales afloran? ¿Cómo podeos tener un municipio abandonado, cuando las personas acuden a estos a solucionar sus problemas? Por esto es necesario cambiar el Binominal , porque es en el congreso donde se modifica nuestro Contrato Social
Si queremos evitar caer en una debacle de nuestro sistema de partidos, los actuales congresistas deberán entender que es mejor institucionalizar el cambio y hacerlo gradual hasta que nuevamente nos llegue, nuevamente, de Golpe.

Educación, Lucro y Buena Fe


Desde el 2006 que el tema del lucro en la educación obligatoria se instalo con fuerza y no es secreto que los liberales no vemos problema en que diferentes personas puedan lucrar. Sin embargo y a diferencia de loscapitalistas y conservadores, nosotros no sacralizamos el lucro per se; es decir, el lucro no es una valor político e ideológico en si mismo, si no una consecuencia de la realización y respeto hacia otros ideales, que seria la libertad y la autonomía individual.
Es en este contexto que debemos entender como el lucro debiese funcionar cuando se trata de la educación.  La economía Liberal parte de la máxima que los individuos buscan tener lo más posible con la menor cantidad de recursos, es decir tratan de tener la máxima ganancia posible.  Esta idea no es una visión normativa sino practica, es decir, el liberalismo no predica que las personas deben ser egoístas, si no que  son naturalmente así y por lo tanto cualquier intento económico debe basarse en la realidad y no en una visión utópica de como son las personas.
De la misma manera en que no es secreto en que el lucro no es condenable por parte de nosotros los liberales, tampoco es secreto que la educación en Chile es de diabólica calidad  a pesar de las grandes ganancias que genera hacia los sostenedores. Entonces ¿podemos decir que el lucro es el principal problema del a educación? Claramente la disputa en esto es creer si puede haber lucro con calidad.
La mayoría de los actores de izquierdas creen que son incompatibles, mientras que actores de centro creemos que es posible pero solo, si las instituciones y las reglas desconfían de los sostenedores y es aquí la gran diferencia con los conservadores.
Da la sensación que al momento de definir las reglas, la dictadura y sus tecnócratas confiaban en que los sostenedores iban a actuar bajo ciertos preceptos morales que al momento de buscar la ganancia permitiría que estos no abusasen e hicieran prácticas inmorales, como por ejemplo demorar el pago de los profesor  de los diferentes bonos, para conseguir ganancias en el juego accionario.
Los conservadores creen en que las personas son buena por naturaleza y que la condición moral de las personas es una limitante suficiente para que los dueños del capital no busquen  ganancias sin calidad. Claramente esta visión utópica de las personas conllevó a que las reglas institucionales y las herramientas de fiscalización fuesen débiles.
Una verdadera economía libre mercada no confía en la moralidad y buena voluntad de las personas con el capital, de lo contrario desconfía de ellos porque sabe que los que tienen dinero buscaran principalmente más dinero. Una economía de Libre Mercado “usa” a los dueños del capital, no confía en ellos ni trabaja para ellos.
Esa es la economía capitalista y esa es la economía que instauro la Dictadura. No podemos creer que el lucro siempre traerá resultados en si mismo, si es que los incentivos no están bien puestos. Si creemos en el mercado liberal nos importa la libertad individual no la libertad del capital

La injusticia Liberal


Para nadie es un mito que los liberales durante la década de los noventa se dedicaron más a influenciar que a dominar. Fue la creencia que desde las asesorías se podía construir una sociedad más liberal, sin la necesidad de constituir un partido político, es decir, sin la necesidad de participar en la lid electoral.
¿Fue suficiente? Creo que no, las por mayor libertad en la sociedad solo se llevará a cabo si es que se realiza una completa revolución, es decir solo podremos llevar una sociedad más libre si se vela por la libertad en la triada de  los Político-Valórico-Económico.
Entonces ¿que esperamos los liberales para salir a la lucha? Dada la diáspora liberal, es necesario que antes nos miremos como un grupo y preguntarnos ¿Por qué los liberales salimos a la calle? ¿Cuál es la injustica que nos llama a la acción publica? Esto con el fin de poder buscar nuestro propio relato para la sociedad.
No es secreto que los liberales estamos por la libertad de matrimonio, que  diferentes personas no puedan vivir sino solamente convivir con su pareja, es para los liberales una injusticia. O negaremos que es  injusto que el Estado tenga legislación diferente solo por la persona a la que amas.
Tampoco es secreto que en tema de adopción creemos que lo que importa es el bienestar del niño. Es claramente injusto para él o para quien busca adoptar un hijo sea necesario ser una pareja heterosexual, y que tanto personas solteras como parejas homosexuales estén condicionadas no por las condiciones que le puedan dar a un niño huérfano, sino por su condición civil es una Injusticia. O negaremos que un niño esta mejor en el SENAME que con una madre soltera que le puede dar salud y educación de calidad.
Para los liberales, también nos duele que el discurso del mercado se confunda con el de las grades empresas, puesto que el libre mercado se basa en los individuos y sus interese y no en los de las grandes grupos económicos. O negaremos que son  injustas las colusiones o que la empresa pueda abusar legalmente del desconocimiento de las personas en el tema de prestamos y créditos.
Nunca nos esconderemos los liberales para anunciar  la decadencia de nuestro sistema escolar, donde a la larga no importa qué tanto se esfuerce el estudiante en sus estudios, sino lo que importa es el capital cultural con el que llega al colegio. O acaso no es injusto que el niño con padres alcohólicos no pueda tener éxito dado que en su casa no tiene condiciones mínimas para estudiar.
Que la persona se esfuerce y no tengan resultados es lo que nos da asco de nuestra sociedad. Que la movilidad social sea un mito es el símbolo de la mayor injusticia posible. Que las personas estén limitadas por razones diferentes a sus propias capacidades es  lo que nos saca al escenario público y es lo que los liberales debemos combatir. Nuevamente es una sola consigna: Libertad para Todos