viernes, 21 de junio de 2013

El “efecto Gorosito”: cuando los partidos políticos se achancharon


Que los partidos políticos chilenos están viviendo una crisis y no sólo en cuanto a sus estructuras internas, sino también a su capacidad de relacionarse con las personas, es a esta altura un dato de la causa. Hoy por hoy, los niveles de identificación con la partidaria e ideológica son paupérrimos, tanto en comparación a países latinoamericanos como a países OCDE. Ejemplo de esto se ve en que nuestros niveles de identificación están a la par con los de la Grecia azotada por la crisis económica y, comparados con los del continente americano, Chile sólo supera a Guatemala en cuanto a sentir simpatía por algún partido político, según datos de LAPOP 2012.

La pregunta que me nace al ver éste y una serie de otros datos es: ¿cómo los partidos políticos que movieron masas durante los ‘90 han perdido la capacidad de movilizar a la ciudadanía hoy? ¿Por qué estamos pasando hacia una política de individuos, en la que es a través de cada candidato o líder que las personas establecen lealtades ideológicas o clientelares?

Hay que ser claro que, como en toda ciencia social, las respuestas a las preguntas planteadas son múltiples y no existe una sola explicación parsimoniosa. Sin embargo y haciendo amén con la literatura existente, es claro que el binominal jugó su rol en este juego.

Si bien es cierto que el binominal se ha transformado en el diablo de la política chilena (el culpable de todos los males), es un hecho que al ser la regla de conversión de votos a escaño en las elecciones más importantes para los partidos políticos, no es de asombrarse que para este caso juegue un rol importante.

Muchos son los efectos negativos del binominal, sin embargo he de destacar que la seguridad que crea el binominal y los incentivos que genera para la negociación electoral son algunos de los más serios problemas. Esta idea también lo afirma el politólogo Valenzuela, quien menciona que “el hecho de que los partidos no puedan llevar todos sus propios candidatos en cada unidad lleva a la cocina política de los cupos”. También lo menciona el cientista político estadounidense Siavelis, quien dice que “como cada coalición puede presentar solamente dos candidatos, los líderes de los partidos están forzados a comprometerse en elaboradas y agotadoras negociaciones”.

Esta misma negociación, incentivada por el binominal, vuelve a promover que los partidos negocien no sólo cupos, sino que también sandías caladas. “Que mi candidato favorito vaya con un candidato débil tuyo”- le dice el presidente del partido A al líder del colectivo B. “Ya po -le responde- pero como yo tengo pocos cupos me tienes que hacer esa paleteada también”.

¿Cuál es el problema de esto? Es que al existir cupos calados, qué necesidad pueden tener los partidos y coaliciones de movilizar adherentes. ¿Qué razón hay para tener partidos a nivel distrital si deberé votar por un compañero de coalición y no por mi partido? ¿Para qué busco militantes que me apoyen si voy a tener apoyo transversal de la coalición? ¿No es mejor que sean fieles al candidato en vez que al partido que no existe?

La no necesidad de “capturar” militantes permitió que las capacidades, formas y herramientas que tenían los partidos políticos para socializar y generar adhesión se atrofiaran. De la misma manera en que Gorosito en la Católica no necesitaba rendir al 100% para triunfar, los partidos no necesitaban militantes para conseguir cupos. De la misma manera en que el Beto Acosta, los partidos políticos se achancharon y ahora, donde se ha creado una nueva socialización política de manera ajena a los partidos políticos, éstos no son capaces de ser canalizadores de interés, por lo que la inutilidad con la que se muestran sólo contribuye a su descrédito.

La necesidad de que los partidos políticos vuelvan a institucionalizarse a niveles comunales y distritales, y que existan incentivos para que éstos se pongan las pilas en la socialización de sus ideas, hace imperante cambios a las reglas que los afectan. Pero como para los partidos políticos que creen en la despolitización de la sociedad estos temas no son los que le importan a las personas, deberemos seguir esperando.

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