viernes, 21 de junio de 2013

Para que el Kínder no sea sorpresa

La obligatoriedad del kínder es un avance en la idea de una educación que promueva la igualdad de oportunidades y la autonomía individual. Ya resulta aburrido, pero nunca inútil, mencionar que es en la edad pre-escolar es donde se marcan las grandes diferencias en el desarrollo individual y colectivo de nuestra sociedad.

Así como en la etapa de 3 a 5 años se marcan las grandes diferencias, es claro que la calidad de los docentes que acompañan el proceso educativo también es una variable que puede marcar la diferencia en el crecimiento de los niños. Estudios como los de Sanders & Rivers demuestran que dos niños de igual rendimiento, en un periodo de 3 años, pueden quedar en el 10% superior de su curso si es que le toca un buen profesor o quedar bajo la media del curso (en el percentil 37 exactamente) si el docente que acompaña su proceso educativo tiene una evaluación docente que evidencia falencias.

Esto nos hace pensar el rol fundamental que tienen las educadoras de párvulos en la educación de nuestros hijos. ¿Cómo podemos abandonar a su suerte a una profesión tan importante para la autonomía de los individuos y para el desarrollo de una sociedad con equidad en la igualdad de oportunidades?

Entre 2009 y 2011 el gobierno aumentó la cobertura de 74% a 83% para pre-kínder y kínder, y de 19% a 26% en los niveles inferiores sin embargo la ausencia de un proceso de mejoramiento de la calidad a los docentes de salas cunas hace repetir la trampa de aumento de cobertura y mantención de una calidad tan variada debido a la oferta, y con vacíos que generan menor calidad.

El hacer que el kínder se vuelva obligatorio, hace más evidente que se debe incluir a las educadoras de párvulo en el proceso de una carrera docente, donde tengamos herramientas para mejorar las condiciones laborales para hacer de esta profesión una carrera atractiva para los mejores postulantes del país.

Tal como menciono nuestra poetisa Gabriela Mistral, el futuro de los niños es hoy, porque mañana va a ser demasiado tarde.

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